Dos instantes perseguirán por siempre a Arjen Robben. El holandés es un jugador de clase excepcional, pero apenas unos centímetros, apenas unas milésimas de segundo le impidieron inscribir su nombre entre los grandes de la Copa del Mundo.El recuerdo de Íker Casillas cuatro años atrás se cruzó probablemente por la inconfundible cabeza pelada de Robben en la noche lluviosa de Sao Paulo poco antes de que el árbitro señalara el final de la semifinal ante Argentina, cuando otra vez un pie que no debería estar allí se interpuso entre él y la gloria.Era el minuto 90, el marcador estaba 0-0 y Robben, …