Acababa de nacer el día 27 de marzo, eran las doce y diez de la noche, y los jugadores del Madrid exteriorizaban su enfado en el vestuario del Sánchez Pizjuán. Mejor no hablarles. CristianoRonaldo estaba muy enojado. E Isco. En cuatro noches habían tirado por la borda todo lo conseguido en la Liga. Tras caer ante el Barcelona el día 23, volvieron a perder, ahora en Sevilla, y con dos jugadas de Bacca que habían estudiado (2-1). Se querían dar con la cabeza en la pared. Alguno lo hizo. Emery les había remontado el 0-1 de Cristiano. No podía ser. A un grande no le remontan. El vestuario habló en…