Es su final soñada. El Madrid, la Décima, Portugal El escenario con el que Cristiano Ronaldo soñaba cuando era niño. Primero en Madeira. Después en Lisboa, ciudad en la que llegó siendo niño y se hizo hombre. Su mirada cuando ayer saltó al estadio de Da Luz lo decía todo. Ni rastro de la lesión. Pura felicidad y emoción en vísperas de jugar uno de los partidos más importantes de su vida y de cerrar, a nivel de clubes, un curso memorable. Leer