Creo que desviamos la atención de un malísimo arranque de temporada del Real Madrid si nos centramos sólo en los silbidos a Iker Casillas. Un debate manido, cansino e insoportable del que nadie puede huir aunque quiera, porque entre todos ya nos encargamos de mantenerlo vivo. No hay duda, hay debate. Ha llegado a un punto que ni se puede tachar de artificial, ni de invento de uno pocos. Leer