Ya está España clasificada para el Mundial de Sudáfrica, ganando todos los partidos de clasificación para igualar lo hecho por Brasil en el 70 y Alemania en el 82, eso si con más partidos jugados.
Tenemos un gran equipo, incluso ayer con ocho cambios sobre la alineación anterior que jugó contra el último, Armenia, hizo mucho mejor fútbol contra el segundo clasificado, Bosnia.
Dicho lo anterior, vamos a nuestro tema de hoy. Se habla mucho y bien, siendo cierto, de la calidad del centro del campo, de la peligrosidad de los delanteros e incluso de la solidez defensiva. Pero nos parece que se habla poco de la importancia de Casillas.
Ayer, sin ir más lejos, realizó un primer tiempo memorable. Bosnia, que también ha barrido en el grupo clasificatorio, salió a un ritmo de ataque muy alto, queriendo demostrar la gran delantera de que dispone y tuvo la mala suerte de encontrarse a Casillas, no a uno excepcional, más bien al de siempre.
Hizo cinco grandes paradas, dos de ellas magistrales, una de ellas con el bosnio con la cabeza entre las manos, porque no podía entender como a dos metros y tirándose para el otro lado le había sacado el balón con la mano contraria.
Si estas paradas se hubieran traducido en goles, no sabemos cual hubiera sido el resultado final del encuentro porque Bosnia estaba lanzada. No fue lo de Sevilla pero no le faltó mucho.
Quizás lo vemos tan a menudo que ya no somos capaces de valorar estas actuaciones y sin embargo, fuera de España, se le considera, sin lugar a dudas, el mejor portero del mundo.
Por eso enrabieta cuando tiene algún fallo y el personal se mete con él, como al final de la temporada pasada cuando lo más importante para nosotros es que se acabara, Iker perdió la concentración en algún momento. Lo que demuestra, aunque no lo creáis, que él es como los demás, humano.